lunes, 27 de junio de 2011

Seres de Otro Mundo

Mérida, Yucatán – México
-        Octubre 2015          –

Mis padres me han internado en un Centro Psiquiátrico, creen que no soy igual a ellos, pero como iba a serlo si soy adoptada, pero sabíamos que esa no es la razón por la cual me encuentro aquí.
Me han hecho ya miles de estudios y me habían llevado con los mejores médicos, pero ninguno de ellos sabia lo que me pasaba, aunque yo me sienta en perfecto estado, ellos aseguraban que estaba mal.
Me han metido aquí por que hace unos meses, me enfurecí tanto que casi mato a alguien, ya que me habían gastado una mala broma, la peor de todas, mis hermanos siempre lo hacían pero esta vez se pasaron. 

-         Recuerdo         -

Recién llegaba de salir con una amiga, cuando entre a mi recamara y estaba hecha un desastre, las cortinas estaban cortadas, el baño estaba hecho un reguero, mi cama la habían volteado y llenado de algo color café asqueroso, que no tenia idea de que era, el piso lleno de mermelada, la mesita de noche que iba junto a mi cama estaba tirada, mis perfumes rotos y mi maquillaje manchando las paredes, no pude evitar lo que sucedió en un segundo mis pupilas se volvieron de un café claro a un intenso negro, mi piel ardía y mi cabello se torno rojo intenso. Baje las escaleras hecha una fiera, mientras que mi familia veía televisión en el living, me miraron y enseguida el miedo los cubrió, no me importaba lo que llegara a ocurrir, los fulmine con la mirada uno por uno, haciendo que se retorcieran de dolor, pude escuchar a Marcela, mi madre adoptiva, gritándome que me detuviera, pero nada podía detenerme ahora, mi hermano que tenia la misma edad que yo, 18 años, intentó sujetarme, pero con el mínimo contacto de sus manos con mi cuerpo, estas ardieron. Deje un gran caos en mi casa, juro que no era mi intención hacer tanto daño. Pero fueron ellos los que me provocaron.
Entonces desaparecí, pero luego de unos días me encontraron, y me encerraron aquí, no me oyeron, ni siquiera escucharon cuando les pedía perdón, solo dijeron: “Así como no te importo destruir nuestro hogar, no nos importara encerrarte aquí y ni creas que vendremos a visitarte, es lo que te mereces por no ser normal”.

-     De vuelta a la realidad     -

Desde entonces les tengo tanto resentimiento y odio.
Hoy se cumplen quince estúpidos meses que llevo aquí, es sofocante ver las 24 horas del día tan solo paredes blancas, sin ningún tipo de contacto con alguien, no se atrevían a pasar, las comidas y medicinas las pasaban por un agujero que le hicieron a la puerta, que luego volvían a cerrar, y así era la rutina de a diario, a excepción de esta noche.

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